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LA ETIMOLOGÍA DE LAS PALABRAS: 10 de Enero de 2014.

palabra.

(Del lat. parabŏla).

Ahora que estoy en proceso creativo y metido de lleno en el segundo capítulo del tercer libro, tengo que hacer uso de herramientas que siempre deben de acompañar a un escritor. Cada uno usa, en mayor o menor medida, las que a su juicio más le ayudan a conseguir el fin último, que no es otro que la redacción y transcripción de las ideas que pueblan su cabeza, hasta llegar a convertirlas en historias, primero y principal, del agrado del autor, y segundo, y desde mi punto de vista, secundario, del agrado de ese potencial lector que va a “disfrutar” de la obra. Las herramientas que siempre me acompañan cuando me pongo a escribir son:

1ª) Diccionario de la Real Academia Española de la lengua. (Imprescindible)

2ª) Diccionario de sinónimos y antónimos. (Fundamental)

3ª) Google. (Muy aconsejable)

Hoy en día, no creo que haya ningún escritor que no utilice internet para complementar la labor de composición de la obra. A mí me encanta descubrir nuevas palabras, jugar con ellas, utilizarlas a mi antojo y descubrir todo lo que pueda acerca de su etimología. Para llevar a cabo esta labor, internet, y sobre todo los diccionarios, se han convertido en herramientas fundamentales que me han ayudado a saber mucho más de algunas palabras y frases que de antemano utilizamos sin saber su origen, pero que no por ello dejan de ser un misterio apasionante para mí. Todos sabemos que el castellano es una lengua romance estrechamente relacionada con otras lenguas romance europeas que aparecieron como evolución del latín vulgar. No sabría decir si es la más rica de todas esas lenguas, pero es evidente que el léxico castellano es extraordinario y que es un idioma prolífico y abundante en conjugaciones o sinónimos. He de reconocer que en el estudio de las palabras me he dado cuenta de que sin la aportación de otras lenguas, el castellano no sería ni la mitad de lo que es, pero no por provenir en parte etimológicamente de otros idiomas (absolutamente todos los idiomas son a su vez híbridos de otras lenguas), deja de ser el más rico, sino todo lo contrario, y lo que hoy en día conocemos como globalización, en el lenguaje se lleva practicando desde hace siglos, siendo las palabras el resultado y el mejor ejemplo de este mestizaje. He querido empezar el “diario de un escritor” de hoy con la explicación del origen del vocablo “palabra”. No sé ustedes, pero yo siempre me fijo en ese comentario que aparece entre paréntesis justo debajo de la palabra buscada, lo que me lleva a menudo al génesis de esa idea que intento plasmar cuando estoy escribiendo. Normalmente las palabras del castellano proceden del griego o del latín y tienen un origen fácilmente entendible, pero indagando en el origen, raíz y proveniencia de algunas de ellas, me he encontrado con varias que me han llamado poderosamente la atención, así como algunas expresiones que usamos a diario y de las que normalmente no nos paramos a preguntar por su procedencia etimológica y que me gustaría compartir con todos vosotros:Aperitivo: El diccionario de la real academia se limita a decir que procede del latín APERITĪVUS. Joan Corominas, etimólogo español, autor del diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, lo deriva de abrir, algo que está más acorde con la definición que ofrecía el Diccionario de Autoridades (1726): “Cosa que abre y limpia las vias. Es voz usada de Médicos y Boticários, que se aplica à cualquiera medicamento, que causa este efecto” (en castellano antiguo). Considerando la acepción médica todavía vigente “que sirve para combatir las obstrucciones”, devolviendo su natural permeabilidad a los tejidos y abriendo las vías que recorren los líquidos en el estado normal”, es fácil comprender la evolución semántica de aperitivo desde el campo medicinal al de “bebida y comida que se toma antes de una comida principal”, pasando por el de “que sirve para abrir el apetito”.Asesino: Del árabe ḥaššāšīn “adictos al cáñamo indio”, nombre aplicado a los secuaces del sectario musulmán conocido por el Viejo de la Montaña en el siglo XI, que fanatizados por su jefe y embriagados de hachís, se dedicaban a ejecutar sangrientas venganzas políticas. Vocablo traído de Oriente por los cruzados.Chotis: Del alemán schottisch (escocés), propiamente “baile escocés”. El chotis llegó a Madrid en 1850 y se bailó por primera vez, en el Palacio Real, la noche del tres de Noviembre de aquel año, bajo el nombre de Polca Alemana. A partir de ese momento, alcanzó gran popularidad y llegó a ser el baile más castizo del pueblo de Madrid, hasta convertirse en un símbolo del Madrid festivo.Cretino: “Estúpido”, “necio”. Del francés crétin, tomado a su vez de un dialecto de la Suiza francesa, donde es la forma local de la palabra francesa chrétien “cristiano”, aplicada allí a los cristianos como eufemismo compasivo.“De buten/Da buten”: Esta palabra aparece recogida en el diccionario de la real academia como una locución adjetiva vulgar, pero no por ello ha dejado de ser una expresión usada por distintas generaciones de jóvenes desde hace años. Siempre pensé que “da buten” (también, dabuti o debuti), era una palabra gestada en aquellos prolíficos años ochenta, germen de actividad cultural, paraíso de la transgresión y década de la añorada movida madrileña. No sé por qué, pensé que era una palabra “gata”, oriunda del madrid más macarra y rebelde, pero al indagar un poco me dí cuenta de que estaba equivocado. Esta expresión, recuperada hoy en el lenguaje juvenil, habitualmente pronunciada dabuten, puede tener origen en el alemán “Guten”(bueno). La palabra, deformada en los oídos de los soldados que a lo largo de los siglos XVI y XVII combatió en Centroeuropa contra los luteranos o contra los flamencos, llegaría a España en la forma que hoy conocemos. Me imagino a un prisionero alemán que ha sido capturado y que como última voluntad es agasajado con un café o un caldo caliente antes de morir. Tras calentar sus manos y beber un trago del nutritivo líquido, exclama: -”Das Guten” (Bueno, lo bueno, de bueno), mientras los soldados españoles se miran y cuchichean entre risas: -”Verás tú que “Da buten” vas a estar dentro de un rato”... La vena de escritor aflora, lo siento, pero no he podido evitar pensar en una situación imaginaria que pudo acontecer hace cuatro siglos y que pudiera haber dado lugar a esta curiosa expresión, aunque de todas formas, es más lógico pensar que proceda de “Bute” en idioma caló (lengua de los gitanos, también llamada Romaní). El significado que se le da a esta palabra es “mucho” y cuando se junta con la preposición “de’”(de bute) se utiliza para referirse a que algo vale mucho, es excelente, de gran calidad y/o valor, y que como otras muchas expresiones de la lengua de los gitanos como “gachí” o “churumbel”, pasa a ser patrimonio de la lengua coloquial. En este último sentido, es bastante explicativa su aparición en una zarzuela tan popular como “La Berbena de la Paloma”, compuesta por el músico salmantino Tomás Bretón (1850-1923) y estrenada en 1894. De una taberna sale la voz de una cantaora flamenca y los gritos de los hombres que se la disputan. En la calle pasean dos guardias, que sostienen el siguiente diálogo:-”Me extraña nada que se la disputen. ¿Qué te parece, Pedro?-Que canta de buten”.Flipar: En España es muy común la utilización de este verbo, sobre todo entre los jóvenes, con significado de “asombra, porque no se espera o porque parece verse de otra manera, muy diferente, o justo al revés” o, más popularmente, que hace “voltear la mente”, puesto que el término flip, en inglés, denota “dar la vuelta” o “voltear algo”. Aunque al vocablo, incorporado ya al Diccionario de la Real Academia Española de la lengua, se le vincula principalmente con los efectos que la droga provoca en la mente humana y, en segundo lugar, a estar o quedar entusiasmado.Gilipollas: Según la etimología popular madrileña, esta expresión proviene de Don Gil Imón, que fue alcalde de Madrid en siglo XIX (y que tiene una calle en su honor cerca de la Ronda de Segovia). No hay mucho donde rascar como personaje político, pero sí como personaje social, ya que se dice que acudía a todas las fiestas y los bailes a los que era muy asidua la alta sociedad madrileña de la época. Estas fiestas eran el lugar donde las “pollas” (“jovencitas” o “mujeres jóvenes” en una de las acepciones del diccionario de la real academia),podían encontrar pretendiente. Don Gil Imón tenía tres “pollas” (no se rían ustedes por favor, que no era ninguna malformación, jejejeje), que además de no ser guapas, tenían muy pocas luces, por lo que don Gil no encontraba pretendiente para ninguna de ellas. Aún así tenía que casar a sus hijas, así que se las llevaba a todas las fiestas. A tantas se las llevó que la gente, cada vez que se celebraba un baile, tomó por costumbre preguntar:-”¿Vendrá hoy Don Gil y pollas?”.De ahí, de tanto decirlo, se quedó lo de Gil y pollas, dando por hecho que el que fuera alcalde de Madrid, lo era, y mucho.Al igual que con “da buten”, también hay un posible origen caló que difiere del que acabo de contar, significando “jill” (bobo o torpe) y pollas (penes), lo que da lugar a bobo o tonto de la polla. Piropo: Del latín PYRŌPUS, y éste del griego πυρωπός, compuesto de πυρ “fuego” y ωπός “ojo” o “vista”, es decir, el significado original era el de “fuego en la mirada”.Ramera: Actualmente se puede distinguir dónde se encuentra un burdel por la cantidad de luces de colores en su exterior que sirven de advertencia visual. Antiguamente, más en concreto en la edad media, los prostíbulos se anunciaban colocando un ramo de coloridas flores en la puerta del local. Las Hieródulas, o “jóvenes santas”, eran sacerdotisas del mundo grecorromano antiguo, que llegadas fechas sagradas, mantenían relaciones sexuales con los hombres adeptos a esta celebración que acudieran a ellas. Estos “festivales” eran denominados por los antiguos como “Hieros gamos” y la habitación o lugar donde se realizaba el ritual, estaba rodeado de ramos de flores que simbolizaban la fertilidad. Las señoras de la edad media que se dedicaban a esta antigua profesión, debían de tener tiempo incluso para leer textos antiguos, de los que copiaron el simbolismo de los ramos de flores, que degeneraron en el despectivo apelativo de ramera a aquellas que cobraban por sus servicios sexuales.Y para terminar, y continuando con un tema relacionado con el sexo, os contaré de dónde viene la expresión “Echar un polvo”: El término “echar un polvo”, como forma vulgar para referirse al acto sexual, es un modismo ampliamente utilizado y cuyo origen tiene dividido a los propios expertos en etimología, si bien la mayoría apuestan a que procede de la costumbre, ampliamente extendida en los siglos XVIII y XIX, de consumir entre las clases burguesas y aristocráticas el polvo de tabaco conocido como rapé. Este polvo de tabaco era aspirado por vía nasal, por lo que solía provocar molestos estornudos y para ello, los caballeros que lo consumían en las fiestas y reuniones de sociedad, se retiraban a otra estancia con la intención de echarse unos polvos a la nariz. Con el tiempo, esa excusa para ausentarse de la reunión comenzó a utilizarse también para poder tener fugaces y apasionados encuentros sexuales con la amante de turno, quien esperaba al fogoso caballero en otra sala. De ahí que, al convertirse en una práctica común, acabara aplicándose el término “ir a echar un polvo” al acto sexual, lo que propició que cuando dichos caballeros, en uno de esos encuentros fugaces, estaba copulando con su amada y alguien de la reunión preguntaba por su paradero, siempre había alguien que respondía que se había ausentado para “ir a echar un polvo”. Otro posible origen de la expresión estaría en la conocida fórmula litúrgica “Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris”, "Recuerda, hombre, que eres polvo, y que al polvo regresarás". El sacerdote católico pronunciaba esta fórmula en latín cuando imponía ceniza sobre los fieles, el llamado Miércoles de Ceniza (primer día de la Cuaresma). La fórmula litúrgica antes mencionada es parafraseada frecuentemente como "Polvo somos, del polvo venimos y en polvo nos convertiremos". En ese contexto, era fácil reinterpretar la frase "del polvo venimos" con el sentido de "procedemos de una cópula y la vida humana se origina en un acto sexual", surgiendo metafóricamente en el lenguaje coloquial la palabra polvo en referencia al coito.Me despido con un consejo un tanto friki. (Del ingl. freaky)Investiguen y jueguen con los diccionarios, en ellos hay mucho más que ortografía y significados. Un abrazo para tod@s.

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